Introducción
Uno de los desafíos globales emergentes en el manejo de enfermedades infecciosas es
combatir nuevos patógenos como el nuevo coronavirus 2019 (Covid-19). Son evidentes
las consecuencias para la salud y la economía mundial. Con la tasa de infección extremadamente
alta y la mortalidad relativamente alta, las personas naturalmente comenzaron a preocuparse
por la Covid-19. El impacto de esta pandemia en la economía mundial es tan grande
como las consecuencias en la salud. Las consecuencias económicas derivadas de esta
pandemia están bien documentadas en la literatura más reciente, como la caída del
Producto Nacional Bruto (PNB), la contracción del comercio y la inversión, las altas
tasas de desempleo, etcétera (Baldwin y Weder di Mauro, 2020). De hecho, el virus puede ser tan contagioso económicamente como médicamente. Dada
la evidente preocupación por la pandemia de Covid-19, los economistas han comenzado
a identificar y estimar el impacto económico potencial (por ejemplo, Atkeson, 2020; Barro et al., 2020; Gormsen y Koijen, 2020). Sin embargo, no pretendemos profundizar en este tema. Nuestra intención es analizar
un mecanismo formal, conductor y causal detrás de las consecuencias de la pandemia
en la economía: el miedo.
Según Baldwin y Weder di Mauro (2020) el impacto económico de la pandemia se origina en tres fuentes: Primero, el impacto
en la salud de la pandemia limitando la oferta laboral. En segundo lugar, el impacto
económico de las medidas de contención públicas y privadas, que afectan negativamente
a las cadenas de valor, productividad, comercio, etcétera. En tercer lugar, las de
carácter psicosocial. Las dos primeras son fuentes tangibles y medibles, la tercera,
en el que se focaliza este trabajo, es intangible. El comportamiento individual depende
de las creencias y éstas están sujetas a sesgos cognitivos comunes. Proponemos que
el miedo es un sesgo cognitivo y un factor relevante para explicar el declive de la
economía mundial debido al Covid-19.
El miedo es principalmente una emoción estimulada por la percepción de peligro o amenaza,
que provoca cambios a nivel físico y psicológico y, en última instancia, cambios en
el comportamiento. Asimismo, el miedo está modulado por el proceso de cognición y
aprendizaje. Por lo tanto, el miedo se juzga como racional o apropiado, e irracional
o inapropiado. El miedo en su proceso cognitivo está relacionado con la ansiedad (Öhman, 2000), y en su proceso de aprendizaje sirve para la supervivencia al generar respuestas
conductuales adecuadas en su evolución (Olsson y Phelps, 2007), además de ser moldeado por sus relaciones sociales y culturales, que guían su comprensión
de cuándo y cuánto miedo sentir (Gill y Burrow, 2017).
Los seres humanos experimentan nuevos miedos como resultado del aprendizaje. El miedo
se puede aprender al experimentar o ver un evento traumático aterrador a nivel personal
y social (Olsson et al., 2006). El miedo al Covid-19 surge principalmente de un proceso de aprendizaje alentado
por las redes sociales a veces con resultados negativos significativos como lo presentan
Goyal et al. (2020); Li et al. (2020) y Zhou (2020). La información distorsionada sobre los factores relacionados con la transmisión
e impacto del virus ha generado inseguridad y miedo en la población. Estas incertidumbres
han tenido consecuencias globales negativas e implicaciones físicas, psicológicas
y sociales para la población (Ornell et al., 2020).
El nivel de miedo causado por la pandemia ha sido medido por Ahorsu et al. (2020). Este estudio desarrolló y validó una escala que evalúa el miedo al coronavirus:
la escala de miedo Covid-19 (FCV-19S). Según estos investigadores, el miedo al Covid
19 está directamente asociado con su tasa de transmisión (rápida e invisible), así
como con su morbilidad y mortalidad significativas. Desafortunadamente, el miedo puede
amplificar el daño de la propia enfermedad. Esto conduce además a otros desafíos psicosociales
como el estigma, la discriminación y la pérdida (Pappas et al., 2009). Con altos niveles de miedo, las personas pueden no pensar clara y racionalmente
sobre la Covid-19. Por otro lado, el aspecto psicosocial aún no se ha analizado con
amplitud, no obstante resulta intuitivamente evidente que con un mayor nivel de miedo,
tenemos mayores consecuencias negativas sobre el bienestar.
El miedo tiene la capacidad de cambiar el comportamiento de las personas en función
de los incentivos que tienen para optimizar sus recursos en momentos críticos (Harper et al., 2020). Debido a que el miedo es una emoción adaptativa, el cambio de comportamiento en
tiempos de Covid-19 afecta todas las dimensiones humanas, como la social y la económica.
Particularmente en la economía, el miedo afecta las decisiones de los consumidores:
Cuanto mayor es el nivel de miedo, mayor es el impacto en el consumo. El estallido
de la pandemia es un shock exógeno, un evento adverso, que tiene consecuencias drásticas en la vida diaria,
aumenta el miedo público y provoca una gran incertidumbre económica (Ortmann et al., 2020). Esta eventualidad desfavorable reduce el consumo según lo analizado por Baker et al. (2020) en el caso del consumo de los hogares estadounidenses. Se ha demostrado en la literatura
que un aumento del miedo puede reducir el consumo al cambiar el comportamiento del
consumidor (Hutjens, 2014).
Según Chen et al. (2020), la gran incertidumbre afecta negativamente la disposición de las personas a consumir,
en la medida que la inseguridad y la ansiedad pueden desencadenar comportamientos
de miedo incluso si no existe una amenaza económica real. Estos autores concluyen
que hay un impacto negativo de Covid-19 en el consumo después del brote de China a
fines de enero de 2020. La reducción de la demanda de los consumidores como resultado
directo del miedo debido a la pandemia inducirá, por lo tanto, un efecto restrictivo
sobre la economía mundial. Como resultado, la demanda se debilitará y la recuperación
económica se retrasará.
En un contexto globalizado, las consecuencias de la pandemia en la economía están
bien documentadas. Covid-19 ha interrumpido el comercio, las cadenas de suministro
y el turismo, todo lo cual ha tenido un impacto en la economía global (Ahani y Nilashi, 2020). La globalización no sólo expande la enfermedad, sino que también inhibe los esfuerzos
por controlarla (McKibbin y Fernando, 2020). En la economía mundial, no sólo se ha reducido el comercio internacional, sino
que se puede diferenciar el impacto relativo en el bienestar de los países (Baldwin y Tomiura, 2020). Dado que la Covid-19 ha provocado un shock de oferta y un shock de demanda en el comercio internacional, el miedo, como un shock de demanda, afectará seguramente el comercio internacional de bienes y servicios.
La motivación de este artículo proviene de la relación entre el miedo, como un shock del consumidor debido a la Covid-19, y los flujos comerciales entre dos economías
con un mercado segmentado. En este caso, las empresas toman sus decisiones estratégicas
de comercialización considerando cada país como un mercado separado de los demás,
de esta forma pueden establecer precios diferentes para sus productos en el mercado
local y en el mercado de exportación (Helpman, 1984). Cuando los países comercian el mismo bien homogéneo, tal esquema comercial se denomina
dumping recíproco (Brander, 1981 y Brander y Krugman, 1983). En este documento presentamos un modelo teórico matemático en el que dos países,
en un mercado segmentado, bajo condiciones de dumping recíproco, establecen políticas de subsidios en el mercado de un bien homogéneo.
Se determinan las políticas óptimas de subsidio entre ambos países cuando estas políticas
son cooperativas y no cooperativas.
El presente trabajo es importante porque analiza el impacto del miedo en los flujos
comerciales y, en consecuencia, en el bienestar de países que comercian bajo el esquema
de mercados segmentados. Cuando este temor afecta negativamente el bienestar de un
país, se analiza la reacción óptima del país afectado, mediante el uso de una política
de subsidios, para compensar la pérdida de bienestar. De esta manera, este trabajo
presenta un modelo teórico que analiza cómo un shock de demanda provocado por un evento global adverso, como la Covid-19, afecta los intercambios
comerciales y el bienestar entre países económicamente segmentados; situación que
a la luz de los acontecimientos recientes por la pandemia adquieren relevancia y actualidad.
En la sección I, se formula el modelo, posteriormente en la sección II, se deducen
las propiedades del subsidio óptimo en el equilibrio cooperativo y no cooperativo
y el impulso del miedo en el bienestar de los países. Finalmente en la siguiente sección
se establecen conclusiones.
I. EL MODELO
Siguiendo el marco básico de Keen et al. (2002), se considera un modelo de equilibrio parcial con competencia imperfecta en el mercado
para un bien homogéneo. Existen dos países que comercian entre sí, “nacional o doméstico”
y “extranjero o foráneo” (este último, y todas sus variables, indicadas con un asterisco)
donde se produce y comercia un bien homogéneo en forma de dumping recíproco. Asumimos una empresa monopolista en cada país que produce y comercializa
este bien homogéneo en competencia oligopólica bajo el supuesto de Cournot, donde
cada empresa toma la cantidad producida de la otra como dada mientras maximiza su
producción.
Implícitamente, hay un bien numerario producido bajo condiciones de competencia perfecta
y negociado internacionalmente en un mercado competitivo. Ambos bienes, el numerario
y el bien homogéneo, se producen utilizando un único factor de producción inmóvil
internacionalmente con rendimientos constantes a escala. Por lo tanto, el precio de
este factor se da por la condición de beneficio cero en términos del bien numerario.
En el mismo sentido, estos supuestos determinan el costo promedio y marginal de producción
en el sector de competencia imperfecta.
Bajo estos supuestos vamos a considerar un solo consumidor representativo en cada
país. Las preferencias entre los consumidores representativos pueden diferir entre
los dos países de tal forma que tenemos las siguientes funciones de utilidad indirecta
de forma cuasi-lineal
donde P y FP* son los precios al consumidor, y μ y μ* son los ingresos lump-sum o un nivel de reserva de ingresos, en ambos países. Además, α, α* son positivos y lo suficientemente grandes para evitar resultados irrelevantes y
simplificar nuestro modelo. Dado que el factor de producción es inelásticamente ofrecido,
no hay precio de dicho factor en la función de utilidad indirecta. Usando la identidad
de Roy obtenemos las demandas en ambos países que son lineales en precios, y sin efecto
ingreso:
D y D* son la demanda doméstica y foránea respectivamente. α es una función lineal y decreciente de una variable ε que llamamos “nivel de miedo”, tal que α’ (ε) < 0 y α’’ (ε) = 0. El miedo es una emoción sintomática negativa que produce niveles extremos de
escape emocional con relación a estímulos específicos (Perin et al., 2015). Está asociado con el trastorno de ansiedad social y crea alteraciones en la racionalidad
y en el comportamiento (Krueger et al., 2018), y como tal, el miedo público generalizado causado por infecciones virales pandémicas
como la del Sars-cov-2, y su enfermedad que desarrolla Covid-19, podría conducir a
niveles significativos de angustia mental a escala poblacional, y esta angustia puede
conducir a decisiones coyunturales por un futuro incierto que pueden reducir los niveles
de consumo.
El miedo también motiva una variedad de comportamientos que reducen la participación
en comportamientos de riesgo, y consumir puede ser un comportamiento de riesgo. Un
mayor nivel de miedo (ε) se correlaciona con un menor nivel de consumo dado por la ansiedad producida por
la incertidumbre sobre el futuro. Por tanto, para nuestro modelo, existe un shock de miedo causado por la Covid-19 que afecta las decisiones del consumidor. Los flujos
comerciales y el bienestar de la economía. Vamos a suponer que un shock de miedo se va a dar sólo en el país doméstico. Incluso cuando el shock de miedo puede ciertamente afectar al país extranjero, analizar un shock de miedo en ambos países no afecta los resultados encontrados en este trabajo, ya
que siempre consideramos el nivel neto de miedo en un país específico.
Como habíamos mencionado anteriormente, y considerando dumping reciproco entre los países, la producción en el país doméstico y foráneo se definen
como
Donde, X es la producción total de la empresa domestica tal que x es la cantidad del bien producido para el consumo local, y xe es la cantidad del bien producido para la exportación al país foráneo. Análogamente,
X* es la producción de la empresa foránea tal que x* y, son la producción para el consumo local y para exportar al país doméstico respectivamente.
Por otra parte, las ecuaciones (5) y (6) nos indican que la demanda doméstica y foránea
son iguales a la producción para tales mercados. De (1), (2), (5) y (6) obtenemos
las funciones de demanda inversas tal que
Por otra parte, vamos a considerar que la tecnología de producción de las empresas
monopolísticas es idéntica, y el costo de transporte son mínimos. Este supuesto nos
permite enfocarnos en el impacto del shock de miedo sobre el mercado y por tanto sobre el beneficio de las empresas. Una extensión
interesante a este modelo es asumir costos de producción diferenciados, pero se espera
que los resultados no varíen significativamente a los encontrados en este artículo.
Vamos a considerar que existen rendimientos constantes a escala de tal manera que
los costos de producción se consideran constantes y, por lo tanto, iguales a los costos
variables promedio. El beneficio de la empresa doméstica y foránea se definen por,
donde,
De manera que s y s* son el subsidio por unidad de producción otorgado a las empresas nacionales y extranjeras,
respectivamente, c es el costo marginal de ambas empresas. El costo marginal es la parte del costo unitario
que está determinado por las condiciones tecnológicas y del mercado de factores, y
se considera constante. De (7)-(10) las condiciones de primer orden son
Resolviendo las ecuaciones anteriores se determinan los niveles de producción óptima
de las empresas:
Además de las mismas condiciones de primer orden (13)-(16) y utilizando (7)-(8) tenemos,
Así utilizando las ecuaciones anteriores y (9)-(10), obtenemos
Por último, se supone que la ganancia de cada empresa corresponde al consumidor representativo
de ese país como un ingreso lump-sum, al igual que los gastos por subsidio; por lo tanto, se puede abstraer cualquier
restricción en el nivel de ingresos. Las utilidades del agente representativo, es
decir, la función de bienestar en los dos países son la suma del excedente del consumidor
y del productor menos el gasto por subsidio:
Donde el primer, segundo y tercer término a la derecha en (27) y (28) son el excedente
del consumidor, el excedente del productor y el costo de subsidiar las empresas. Del
excedente del consumidor tenemos
De aquí surge la estructura básica del modelo a desarrollar.
II. Política óptima y shock de miedo
Habiendo establecido el marco básico, ahora determinaremos la política de subsidios
óptima establecida por ambos países. Esta política es una política de subsidios basada
en el país de origen similar a la de Keen et al. (2002). Posteriormente se analiza el impacto del shock de miedo en el bienestar y las reacciones de los gobiernos de ambos países utilizando
su política de subsidio.
La política óptima es el resultado de un juego de dos etapas. En la etapa uno, ambos
gobiernos establecen sus políticas de subsidios para maximizar el bienestar; en la
etapa dos, las empresas se comportan de manera óptima bajo la competencia de Cournot.
Usamos la inducción hacia atrás para resolver el equilibrio perfecto en sub-juegos.
En la etapa dos, la producción óptima de las empresas se determinó en (17)-(20).
En la etapa uno, los gobiernos establecen el subsidio óptimo teniendo en cuenta la
reacción posterior de las empresas. Para hacerlo, tenemos que determinar la estática
comparativa de los efectos de los subsidios sobre la producción óptima, el excedente
del consumidor y del productor.
Sustituyendo (11) y (12) en (21)-(24) y derivando con respecto a la subvención obtenemos
Es intuitivamente claro que un aumento en el subsidio ofrecido por el gobierno doméstico
(foráneo) otorga una ventaja competitiva a la empresa doméstica (foránea) sobre la
empresa competidora. Un subsidio aumenta la producción de la empresa subvencionada,
y reduce la producción de la otra empresa. Esta intuición se aplica al excedente del
productor, de (25)-(26), y usando (31)-(32) se obtiene,
De manera inequívoca, un subsidio recibido por una empresa aumenta sus ganancias y
reduce las ganancias de la empresa competidora. Por otro lado, de (21)-(24), y utilizando
(31)-(32) obtenemos,
Cualquier subsidio reduce el precio en ambos países a medida que hay más producción
en el mercado. En consecuencia, de (29)-(30) y utilizando (31)-(32), obtenemos el
impacto del subsidio en el excedente del consumidor como,
Un subsidio, ofrecido por cualquier país, beneficia al excedente del consumidor de
ambos países debido a la reducción del precio del bien de consumo. El aumento de la
producción de la empresa subvencionada es mayor que la disminución de la producción
de la otra empresa, lo que reduce el precio.
Por otro lado, podemos derivar el impacto de un shock de miedo en el bienestar de ambos países asumiendo los subsidios como dados. De (7)-(8)
y (17)-(20) tenemos
En primer lugar, un mayor nivel de miedo implica una reducción del consumo, y por
tanto en el precio del país doméstico, el aumento en el nivel del miedo en el país
doméstico no afecta el precio en el país foráneo. La producción de las empresas también
disminuye debido a la reducción del consumo. Por estas razones, las ganancias de las
empresas también disminuyen. De (25) y (26) tenemos
La caída de la producción reduce el excedente del productor. Sin embargo, el shock de miedo reduce el consumo en el país doméstico y afecta el excedente del consumidor
(29)-(30) de este país, pero no en el país foráneo, ya que la modificación en el consumo
y en el precio es sólo en el país doméstico, esto se debe a que el mercado está segmentado.
De esta forma tenemos que
Un aumento en el miedo disminuye el excedente del consumidor en el país domestico
porque disminuye el consumo en el mercado nacional.
Una vez que hemos definido la estática comparativa de los subsidios y del shock de miedo, derivamos el impacto de los subsidios y el miedo en el bienestar de ambos
países. Diferenciación total de (27) y (28), usando (31) a (46) obtenemos:
Tal que
La pregunta es: ¿Cuál es el impacto del shock de miedo, causado por ejemplo por la Covid-19, en el bienestar de ambos países? ¿Cuál
es la reacción de política ante un perjuicio en el bienestar causado por el shock de miedo? Se determinarán ahora las políticas de subsidio óptimas y el impacto del
shock de miedo en el bienestar de ambos países bajo dos escenarios: El caso de las
políticas no cooperativas y cooperativas.
II.1. Políticas no cooperativas
En este caso, ambos gobiernos determinan la política de subsidio óptima teniendo en
cuenta sólo su propio bienestar. No prestan atención al bienestar de otros países.
Para determinar las políticas no cooperativas óptimas, establecemos A1 y en (47) y (48) iguales a cero, y tomando de (17) a (20), resolvemos simultáneamente
para cada subsidio de forma que
Las condiciones de concavidad son válidas para ambas políticas ya que
Los subsidios óptimos son positivos y estos resultados son similares a los presentados
por Keen et al. (2002). Sin embargo, La cantidad de subsidio depende de la eficiencia de las empresas, y
de la demanda de cada país. De (49) y (50) tenemos que
El subsidio más grande es otorgado por el país con el tamaño de mercado más grande.
Formalmente podemos decir que
Proposición 1.
En un modelo de comercio con competencia imperfecta entre dos países con
un mercado segmentado, los subsidios no cooperativos óptimos establecidos
por cada país son positivos. Sin embargo, el país con mayor tamaño de
mercado otorga un subsidio mayor.
De manera intuitiva, subsidiar a la empresa local mejora el bienestar ya que aumenta
el excedente del consumidor y del productor en mayor medida que el costo de financiar
el subsidio. De la misma manera, este subsidio será mayor en tanto sea mayor el tamaño
de mercado. Para que el beneficio de un subsidio en el excedente del consumidor y
del productor sea significativo, el monto de subsidio debe tomar en cuenta el tamaño
del mercado. A mayor tamaño de mercado, mayor subsidio.
Sin embargo, este equilibrio puede verse alterado por el shock de miedo causado por un evento como la pandemia de Covid-19. Consideraremos el impacto
del shock de miedo en el bienestar de cada país una vez establecidos los subsidios óptimos.
Sustituyendo (49) y (50) en el coeficiente A3 y tenemos
En (51) por definición α > c, ya que en ausencia de cualquier política de subsidio, la producción óptima de la
empresa doméstica siempre será positiva. A partir de establecer la política de subsidios
óptima, un aumento en el nivel del miedo afecta negativamente el bienestar en el país
doméstico y foráneo, ya que la reducción en el consumo, y consecuentemente en la producción,
reduce el excedente del consumidor y productor en mayor proporción que la disminución
en el costo del subsidio. Formalmente podemos decir
Proposición 2.
En un modelo de comercio de competencia imperfecta entre dos países con
un mercado segmentado, un shock de miedo reduce el
bienestar de ambos países.
Para finalizar esta subsección, cuando un shock de miedo reduce el bienestar del país doméstico, el gobierno intenta corregir este
evento negativo empleando los instrumentos de política disponibles. En este caso,
¿de qué manera debería responder el gobierno domestico a un aumento en el nivel de
miedo?
Como hemos visto, un aumento en el nivel de miedo, o shock de miedo, afecta negativamente el bienestar del país doméstico. La mejor respuesta
política a este shock de miedo es a través del cambio en la política óptima de subsidios. De (49) tenemos
La mejor respuesta de política del país doméstico es reducir el subsidio, ya que una
reducción del subsidio reduce el costo de subsidiar las exportaciones y aumenta la
capacidad de proveer importaciones provenientes del país extranjero. Esta estrategia
busca compensar el shock negativo sobre el consumo reduciendo el costo de subsidiar la propia empresa y ofrecer
una ventaja competitiva a la empresa extranjera para beneficiarse de posibles importaciones
más baratas. Formalmente podemos decir,
Proposición 3.
En un modelo de competencia imperfecta de comercio entre dos países con
un mercado segmentado, la respuesta óptima del país doméstico a un
shock de miedo es reducir el subsidio pagado a la empresa
doméstica.
Esta estrategia parece contradictoria en tiempos de pandemia porque muchos gobiernos
en el mundo promueven el subsidio como estrategia de recuperación económica. Sin embargo,
cuando el consumo mundial cae, subvencionar a las empresas exportadoras se vuelve
costoso y es posible que los gobiernos prefieran importar bienes más baratos.
Sin embargo, la estrategia adoptada por el país doméstico podría afectar negativamente
al país foráneo. A partir del coeficiente en (48), tenemos
Si el mercado del país doméstico es mayor al del país foráneo (α* < α), entonces una reducción en el subsidio del país doméstico beneficia al país foráneo
ya que le da una ventaja competitiva a la empresa foránea sobre la domestica mejorando
las exportaciones del país foráneo e incrementando el excedente del productor en mayor
proporción que la caída en el excedente del consumidor, y el aumento en el costo de
subsidio.
Por otra parte, cuando el mercado del país foráneo es mayor al país doméstico (α* > α), el país extranjero se ve afectado negativamente por la reducción del subsidio del
país doméstico encareciendo el bien importado y teniendo un mercado menor para las
exportaciones del país foráneo. En este caso la caída en el excedente del consumidor
y el aumento del costo de subsidio es mayor que el beneficio en el excedente del productor.
Si en este último caso, el país extranjero puede esperar una reducción del bienestar
debido a la reducción del subsidio doméstico, entonces la mejor respuesta a esta política
es aumentar el subsidio ofrecido por el gobierno extranjero a la empresa extranjera.
De (50) tenemos
Cuando ambos países establecen subsidios no cooperativos, ante un shock de miedo debido a algún evento adverso, como la pandemia de la Covid-19, la mejor
estrategia es establecer una restricción a los subsidios. Pero sólo en el caso en
que el país que no experimente un shock de miedo sea mayor que el otro mercado. Sin embargo, en este trabajo no nos interesa
profundizar en este análisis de interacción dinámica entre políticas de subsidios,
pero podemos esperar que si los gobiernos de ambos países reaccionan a los cambios
de política del otro, se espera que se tenga una política compensatoria.
II.2. Políticas cooperativas: Política uniforme
En esta sección, asumimos que las soluciones cooperativas están restringidas a ser
una política uniforme. Es decir, los gobiernos acuerdan establecer una política de
subsidio común para los dos países, de tal manera que la maximización considera el
bienestar de ambos países como si fueran uno solo. Esta es la política más cooperativa
posible.
El proceso es el siguiente: Primero, los gobiernos determinan su nivel uniforme de
subsidio; segundo, luego las empresas determinan sus niveles de producción. A partir
de (47) y (48), consideramos que s = s* = δ obtenemos la función de bienestar del equilibrio uniforme como
Cuando ambos países acuerdan cooperar entre sí una política de subsidios única, la
política establecida va a tener en cuenta el bienestar en ambos. La política uniforme
establece un subsidio único para ambos países aplicable en ambas empresas. De (47)
y (48) reescribimos (53) como,
Las condiciones de concavidad son válidas para ambas políticas ya que
De manera que establecemos el coeficiente de (54) igual a cero, y resolvemos para
el subsidio tal que,
Por definición α - c > 0 y α* - c > 0. Como en el caso de las no cooperativas, el subsidio es positivo. Formalmente
Proposición 4.
En un modelo de comercio de competencia imperfecta entre dos economías
segmentadas, la política de subsidio uniforme es positiva.
Cuando ambos países acuerdan una política de subsidio común, como el dado en muchos
acuerdos comerciales, formalmente se establece una política de subsidio positiva ya
que esto mejora el nivel de producción y el excedente del consumidor entre los dos
países independientemente del costo por subsidiar.
Ahora, como en el caso anterior, consideraremos el impacto del miedo en el bienestar
de cada país una vez establecido el subsidio uniforme óptimo. Sustituyendo (55) en
el coeficiente A3 y tenemos
Podemos observar que el país doméstico, que sufre el shock de miedo, se perjudica. Por otra parte, el impacto del shock de miedo en el país foráneo va a depender del tamaño de su mercado comparado con
el tamaño de mercado del país doméstico. Cuando el tamaño de mercado del país doméstico
es igual o mayor que el foráneo (α ≥ α*), entonces un aumento en el nivel de miedo perjudica al país foráneo. Por otra parte,
cuando el mercado del país foráneo es suficientemente mayor que el del país doméstico
(α « α*), entonces un aumento en el nivel de miedo aumenta el bienestar del país foráneo.
Proposición 5.
En un modelo de comercio de competencia imperfecta entre dos países con
un mercado segmentado y una política de subsidio uniforme, un shock
de miedo disminuye el bienestar del país doméstico. Por otra parte,
un shock de miedo reduce el bienestar del país foráneo
cuando el mercado del país domestico es al menos tan grande como el del país
foráneo, y aumenta el bienestar del país foráneo cuando el mercado del país
foráneo es suficientemente más grande que el del país
doméstico.
Es intuitivamente claro que con un subsidio uniforme, la decisión de subsidio toma
en cuenta el excedente de consumidor y productor de ambos países. Cuando existe un
aumento en el nivel del miedo, el país doméstico ve reducido su consumo y por tanto
su producción en mucho mayor medida que el costo de subsidiar, por tanto se reduce
su bienestar.
Por otra parte, en el caso del país foráneo, un aumento en el nivel de miedo reduce
el bienestar del país foráneo cuando el tamaño de mercado del país doméstico es igual
o mayor que el foráneo, de tal forma que la reducción en el nivel de consumo del país
doméstico afecta negativamente las exportaciones del país foráneo, reduciendo su excedente
del productor en mayor medida que la reducción en el costo por el subsidio, recordando
que el excedente del consumidor del país foráneo no se ve afectado. Pero en el caso
de cuando el mercado del país foráneo es suficientemente mayor que el del país doméstico,
entonces un aumento en el nivel de miedo reduce el costo de subsidio en mayor medida
que la caída en las exportaciones. El país foráneo se beneficia porque el mercado
de exportación es limitado y por tanto resulta costoso subsidiar la producción de
exportación.
Cuando se eleva el nivel de miedo reduce el bienestar en ambos países, entonces puede
haber un acuerdo de modificar el subsidio uniforme. La mejor respuesta política ante
esta eventualidad negativa es a través del cambio en la política óptima de subsidio.
De (55) tenemos
En este caso, con un subsidio uniforme, la mejor estrategia es aumentar el subsidio
para fortalecer la producción y solventar la caída en el excedente del consumidor
del país doméstico. Formalmente podemos decir
Proposición 6.
En un modelo de competencia imperfecta de comercio entre dos países con
un mercado segmentado, y una política de subsidio uniforme, la respuesta
óptima de ambos países a un shock de miedo es aumentar el
subsidio uniforme.
Intuitivamente esta política es la más común en tiempos de pandemia. Subsidios que
permitan fortalecer la producción siempre generan un efecto positivo sobre el consumo
vía el aumento del ingreso de los trabajadores. Es importante resaltar que esta política
funciona si y sólo si ambos países se ven afectados negativamente. De otra manera,
no hay manera de hacer sostenible un acuerdo cuando uno de los dos se ve perjudicado
y el otro beneficiado. El país doméstico tendría que romper el acuerdo si desea establecer
una estrategia de política independiente del país foráneo.
Conclusiones
La pandemia de Covid-19 ha sido una pesadilla económica para las economías de todo
el mundo. Las tasas de crecimiento negativas, los niveles alarmantes de desempleo
y la disminución del comercio y la inversión internacionales son algunas de las muchas
consecuencias adversas de esta pandemia. Sin embargo, algunas actividades económicas
presentan resultados ambiguos desde el inicio de Covid-19. Los productos básicos,
los productos médicos, los medicamentos, el comercio en línea y algunos servicios
relacionados con actividades financieras o no financieras han sido favorecidos por
un cambio en el comportamiento del consumidor.
Este cambio de consumo es una de las principales características de estos tiempos
de pandemia. Los consumidores pueden modificar sus niveles de consumo por muchas razones:
Cambios en los ingresos, cambios en los precios, disponibilidad de bienes o cambios
en sus preferencias. Entre todos ellos, los cambios en las preferencias de consumo
hacen referencia a la forma en que los consumidores eligen según un proceso racional
en el que la maximización del beneficio se convierte en un proceso cognitivo, donde
la percepción y el aprendizaje son los detonantes de la decisión de consumo. Sin embargo,
cuando este proceso racional se ve afectado por fenómenos externos, como la pandemia
de Covid-19, las preferencias pueden cambiar como consecuencia del cambio en las expectativas
y creencias asociadas con algunas distorsiones racionales. El miedo es una distorsión
de la racionalidad propia de un entorno de incertidumbre que trastoca las decisiones
de consumo.
El miedo puede cambiar el comportamiento del consumidor porque afecta la capacidad
de tomar decisiones racionales. El miedo, como resultado de un evento externo como
una pandemia, activa el sistema defensivo y se toman decisiones basadas en la precaución
y la autoprotección. El miedo, en la mayoría de los casos, reduce el consumo, como
lo demuestra la evidencia empírica de la pandemia de Covid-19.
Por otro lado, algunas estrategias establecidas para superar las crisis económicas
provocadas por la pandemia Covid-19 son el aumento del gasto público, y programas
de subsidios en los que el gobierno apoya a empresas privadas con recursos financieros
para evitar la pérdida de consumo, empleo y comercio. Cuando hablamos de relaciones
de intercambio de mercancías entre países, el miedo afecta significativamente los
flujos comerciales. El miedo puede distorsionar la balanza comercial y afectar el
bienestar de los países. Las políticas utilizadas para superar crisis pasadas pueden
no ser óptimas en presencia del miedo.
En este sentido, desarrollamos un modelo en el que dos países que comercian en el
entorno de mercados segmentados, donde el gobierno establece una política de subsidio
para enfrentar el miedo, que surge ante situaciones emergentes e inusitadas como la
pandemia de Covid-19 que trastornó el equilibrio comercial y el bienestar a nivel
mundial. La fuente de este desequilibrio es el cambio en la decisión del consumidor
provocado por el miedo, ante el cual la gente en un país restringe el consumo. En
este modelo de comercio de equilibrio parcial, un bien homogéneo se consume y produce
por dos países que comercian entre sí. Ambos países otorgan un subsidio a sus propias
empresas y compiten en un mercado oligopólico.
Consideramos que una pandemia, como la Covid-19, puede afectar la decisión de consumo
de un país debido al miedo. En presencia del miedo, el excedente del productor disminuye
a medida que disminuye el consumo, también el excedente del consumidor en el país
local disminuye porque decrece el consumo en el mercado nacional. El bienestar del
país exportador disminuye a medida que el alto costo de las subvenciones y la caída
del excedente del productor son mayores que el beneficio del excedente del consumidor.
Por otro lado, el bienestar del país importador aumenta a medida que el beneficio
del excedente del consumidor es mayor que la pérdida del excedente del productor y
el costo de subsidiar su empresa.
En cuanto a las políticas óptimas bajo el entorno no cooperativo, los gobiernos, tanto
del gobierno local como del gobierno foráneo deben aplicar un subsidio positivo a
sus empresas, no obstante el país con mayor poder de mercado debe aplicar un subsidio
mayor. Sin embargo, un aumento en el nivel del miedo reduce el bienestar en ambos
países, ya que disminuye tanto el excedente del consumidor y el excedente del productor.
Por otro lado, cuando aumenta el nivel de miedo, el gobierno del país local debe disminuir
el subsidio a la empresa nacional, favoreciendo la importación de bienes baratos,
al tiempo que se reducen los costos de subvencionar las exportaciones. Ahora bien,
si el tamaño de mercado del país doméstico es más grande que el foráneo, la disminución
del subsidio doméstico favorece al país foráneo aumentando sus exportaciones, pero
si el tamaño del país local es más pequeño que el país extranjero, la reducción del
subsidio doméstico perjudica al país foráneo reduciendo sus exportaciones.
En lo que respecta a las políticas óptimas en el esquema cooperativo aplicando un
subsidio uniforme, éste debe ser positivo ya que esto favorece la producción en ambos
países al tiempo que se incrementa el excedente del consumidor. También en este caso,
un aumento en el nivel de miedo disminuye el bienestar del país doméstico. Ahora bien,
cuando el tamaño de mercado del país doméstico es mayor o igual al del país extranjero,
si aumenta el nivel del miedo esto perjudica al país extranjero; mientras que si el
tamaño del país extranjero es mucho mayor que el país doméstico, un aumento en el
nivel de miedo incrementa el bienestar del país foráneo. Por último, cuando aumenta
el nivel del miedo, y ambos países son perjudicados en su bienestar, la mejor política
es aumentar el subsidio uniforme, lo cual resulta ser la respuesta más intuitiva en
el caso de la coyuntura mundial actual debida a la pandemia de la Covid-19.