* Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa. E-mail: rsolis47@yahoo.com.mx. ORCID: 0000-0002-5531-0570.
** Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma Metropolitana. E-mail: mcruz0611@gmail.com. ORCID: 0000-0001-6550-0960.
El objetivo del artículo es examinar, desde una perspectiva teórica, la incidencia de la tríada dinero-inversión-innovación en la teoría del desarrollo de Schumpeter. En comparación con el flujo circular, el desenvolvimiento implica la aparición de nuevos agentes y conceptos. El crédito creado por los bancos es un sustituto del ahorro en el financiamiento de la acumulación, por ende, cambian las condiciones bajo las cuales opera el mecanismo ahorro e inversión evocado por los autores clásicos. En el desenvolvimiento, hay bancos que aportan el capital a cambio de un interés y hay empresarios innovadores que lo emplean, esto significa que la inversión no se financia con ahorro sino con crédito bancario, creado “de la nada” por lo cual en una primera interpretación su volumen parece ser ilimitado. La implementación de la innovación implica un capital acrecentado, nuevos precios y el surgimiento de un interés bancario positivo derivado de las ganancias igualmente positivas para las empresas.
Palabras clave: Ahorro, crédito, innovación, inversión, desequilibrio monetario.
Clasificación JEL: B1, E22, E40, O31.
The objective of the paper is to examine, from a theoretical perspective, the incidence of the money-investment-innovation triad in Schumpeter’s theory of development. In comparison with the circular flow, development implies the appearance of new agents and concepts. The credit created by banks is a substitute for the savings in financing the accumulation, therefore, the conditions under which the savings and investment mechanism evoked by the classic authors change. In the development there are banks that provide capital in exchange for an interest, and there are innovative entrepreneurs who use it. This means that the investment is not financed with savings but with bank credit, created “out of nothing” so in a first interpretation its volume seems to be unlimited. Implementation of innovation implies increased capital, new prices and the emergence of positive bank interest derived from equally positive profits for companies.
Keywords: Savings, credit, innovation, investment, monetary disequilibrium.
JEL Classification: B1, E22, E40, O31.
Recibido: 05/11/2019.
Aceptado: 09/09/2020.
Durante su estadía como profesor en la Universidad de Czernowitz, Joseph Schumpeter escribió Theorie der Wirtschaftlichen Entwicklung (1911) -cuando tenía veintinueve años-; una segunda edición sustancialmente revisada se publicó en inglés como Theory of Economic Development (1934), la cual se convirtió en el trabajo seminal de la economía de la innovación schumpeteriana (Sturn, 2016). Un esfuerzo adicional para desarrollar una teoría del dinero se encuentra en su libro “Money and the Social Product” (1917). La edición de la Teoría del desenvolvimiento económico a la que se hará referencia aquí es la que publicó en México el Fondo de Cultura Económica en 1944, con un prólogo del autor, firmado en 1941.
Al igual que Keynes, Schumpeter (1939: 19) estaba interesado en desentrañar la dinámica del sistema capitalista moderno. Así como el autor de la Teoría General cuestiona la teoría cuantitativa y el vínculo tradicional ahorro-inversión, Schumpeter considera que la “[…] teoría cuantitativa es sólo un teorema monetario que, en sí mismo, no dice nada sobre la naturaleza y el valor del dinero” (Schumpeter, 1917: 163). Para Schumpeter el dinero es esencial a la economía capitalista, ya que, es el “[…] medio por el cual se establece un vínculo en el tiempo entre los sucesivos eventos realizados discretamente del proceso económico” (Marget, 1951: 113). Respecto al vínculo ahorro-inversión la posición del autor es más radical; la teoría tradicional sostiene que el ahorro determina a la inversión y procede a “[…] equiparar demasiado la inversión -en particular la inversión real, más aún la inversión en plantas y equipos- con el ahorro” (Schumpeter, 1939: 71; Schumpeter, 1947b: 7). Según el autor, el ahorro es una actividad diferente a la de inversión, además de que ésta “[…] puede financiarse… con fuentes distintas del ahorro” (Schumpeter, 1939: 71).1 De hecho, el papel protagónico del financiamiento lo asigna al crédito bancario, que en un primer momento lo considera como una creación “de la nada”.
El objetivo de este ensayo es examinar la incidencia de la tríada dinero-inversión-innovación en el mecanismo schumpeteriano tanto cuando se refiere al flujo circular como en lo correspondiente a la fase del desenvolvimiento. Aunque nos referiremos con más frecuencia a su Teoría del desenvolvimiento económico (1911), por constituir el punto de partida de su teoría, también nos apoyamos en sus artículos “The instability of capitalism” (1928), “The Creative Response in Economic History” (1947), “Theoretical Problems: Theoretical Problems of Economics Growth” (1947b). Además, en la Historia del Análisis Económico (1954) y en Capitalism, Socialism and Democracy (1942), fundamentalmente. La estructura del ensayo es la siguiente. En la sección primera se discierne sobre el flujo circular y se establecen las condiciones del equilibrio monetario. En la sección dos se aborda el desenvolvimiento económico, derivado del cual se analiza el surgimiento y distinción de las ganancias. Una vez explicada la aparición de la ganancia, ésta permite, de manera natural, auscultar el origen del interés de aquélla y el capital en la sección tres. Al último se presentan las conclusiones.
El flujo circular describe una economía “[…] organizada comercialmente en la cual prevalece la propiedad privada, la división del trabajo y la libre competencia” (Schumpeter, 1911: 19), los factores de producción son “[…] la tierra y el trabajo” (Ibid.: 50); la cual se encuentra en un estado estacionario, con productores que obtienen ganancias cero. La producción se orienta a la demanda, es decir, a “[…] la satisfacción de las necesidades, en el sentido de que no habría acción económica si no hubiera necesidades” (Ibid.: 24-25, 34, 100). La producción y el reparto de los bienes de consumo y de inversión se realizan conforme a un arreglo social que permite asegurar la continuidad en forma idéntica del proceso económico de un periodo a otro.2 Solamente se consumen en cada periodo los bienes producidos en el anterior, produciéndose únicamente los que hayan de consumirse en el siguiente.
En cada periodo todos “[…] los bienes de consumo se repartirán entre los servicios de la tierra y el trabajo empleados en el mismo, y de aquí que todos los ingresos se absorban bajo el título de salarios o renta de los agentes naturales” (Ibid.: 55-56). Es por esta razón que las ganancias de los productores, como un ingreso para el cual no existe un factor de producción, son cero. La producción del periodo genera los ingresos que permiten financiar las compras de los bienes producidos en el periodo anterior. El dinero utilizado permite la formación de los ingresos y su gasto, al final de lo cual desaparece, para reaparecer en el siguiente ciclo. Por otra parte, no hay ahorro de los trabajadores, es decir, ya que no hay decisiones intertemporales, no hay abstinencia en el consumo que asegure la generación de ahorro y su eventual uso como inversión.3 No hay ventas a cambio de bienes futuros ni tampoco operaciones de crédito.
El consumo es inferior a la producción sólo en el sentido en que una parte de los bienes producidos se destina a la reposición del desgaste del capital de cada periodo, de modo que no haya reducción (ni aumento) en el nivel de la producción. Al final del circuito el dinero, o lo que funcionó como tal, desaparece del proceso para reaparecer nuevamente para facilitar las transacciones cuando se inicia un nuevo periodo. Entre un periodo y otro no cambia la cantidad de dinero existente en esta economía por lo cual los precios permanecen estables. Ninguno de los productores acumula dinero de un periodo a otro. No obstante, existe en cada uno de ellos la cantidad de dinero necesaria para apoyar las transacciones, “[…] existe en alguna parte del sistema económico una demanda del poder de compra existente, una oferta de bienes por él, y que la gran masa de dinero… corre a la larga por los mismos canales” (Ibid.: 63).
Como se dijo, en el flujo circular no hay decisiones intertemporales de los agentes que aseguren la formación del ahorro que financie la inversión; en todo caso, en el flujo circular ésta última constituye la parte de la producción del periodo, que se separa para reponer el desgaste de los bienes de capital utilizados, de modo que el nivel de producción se mantenga estable de un periodo a otro. Cada uno de los productores produce empleando la mejor combinación de las fuerzas productivas, la cual es finalmente constante y la misma para todos. Según nuestro autor, no “[…] puede existir [una] ganancia neta, porque el valor y el precio de los servicios productivos originarios absorberán siempre el valor y el precio del producto” (Ibid.: 43). La producción fluye sin ganancias.
Schumpeter se apega a la teoría neoclásica tradicional en lo concerniente al mercado de trabajo, en el sentido en que interactúan trabajadores y productores, de lo cual se determina el nivel de empleo y el salario real de equilibrio. Sólo puede existir desempleo friccional y transitorio. Una vez determinado el nivel de pleno empleo, éste permitirá obtener el nivel de producción de equilibrio.
El dinero circulante en el estado de flujo circular financia la compra y la venta de todos los bienes, así como los salarios del trabajo. De esta manera, si el valor de la producción (la oferta agregada) es igual a la demanda agregada, entonces, todos los precios monetarios son de equilibrio, es decir, que no pueden variar.
Así, la economía representada por el flujo circular está en armonía, en un equilibrio macroeconómico de pleno empleo y eficiencia; el cual, tiende “[…] a repetirse en cada periodo, en tanto que se mantengan los datos dados” (Ibid.: 42). De esta forma, se “[…] producen siempre los mismos productos y en la misma forma. A toda oferta espera en algún lugar una demanda, y a toda demanda una oferta correspondiente” (Ibid.: 116).
Las condiciones de estabilidad del equilibrio monetario son: ganancias nulas para los productores, un interés igual a cero para los banqueros -el “[…] interés sería cero, en el sentido de que no sería un elemento necesario del proceso de producción y distribución” (Schumpeter, 1939: 125)-; no hay una acumulación de capital invertido, tal que, el ahorro sólo financia el desgaste del capital -es decir, el productor no tiene estímulo alguno a incrementar su capital- y una tasa de inflación igual a cero. Por tanto, la economía “[…] en todo momento estará en conexión con el estado anterior de cosas” (Schumpeter, 1911: 22). Los bienes fluyen de forma renovada y continua, en cierto sentido, la “[…] corriente circular finaliza en este punto, pero desde otro punto de vista no, pues el consumo da nacimiento al deseo de repetirlo, y este deseo origina a su vez actividad económica” (Ibid.: 57).
La economía abandona el flujo circular e ingresa al desenvolvimiento cuando aparece una innovación. Básicamente, el desenvolvimiento involucra seis cambios: 1) la creación de un nuevo producto; 2) la aparición de un nuevo método de producción; 3) la apertura de un nuevo mercado; 4) la utilización de nuevas materias primas; 5) la formación de nuevas empresas y, 6) la reorganización de los sectores de la economía. Innovar significa combinar materiales y fuerzas que se hallan a nuestro alcance, producir otras cosas, o las mismas por métodos distintos, acceder a nuevos mercados o constituir monopolios (Ibid.: 77). La puesta en marcha de la innovación implica entrar en la fase de desenvolvimiento. Con la puesta en práctica de nuevas combinaciones productivas y el desarrollo de nuevos productos, aparecen nuevas empresas y desaparecen otras. Las empresas que emprenden nuevas combinaciones obtienen de las antiguas los medios de producción necesarios. Las empresas que pierden en el curso de la innovación no van a otras ramas, como en la teoría clásica, buscando mejores rendimientos; el “[…] capital invertido en ferrocarriles no emigra al transporte por carretera o por avión, sino que morirá en y con los ferrocarriles” (Schumpeter, 1947: 157).
El autor es enfático en que:
Sin desenvolvimiento no hay ganancia, y sin ésta, no hay desenvolvimiento. Debemos añadir, además, que sin ganancia no habría acumulación de riqueza. Al menos no existiría el gran fenómeno social que tenemos a la vista; éste es indudablemente una consecuencia del desenvolvimiento y sobre todo de la ganancia (Schumpeter, 1911: 159).
La perspectiva de la innovación genera la posibilidad de una ganancia para quien la implemente. La ganancia -es decir, la diferencia entre los ingresos y los costos- se obtiene de la puesta en marcha de una innovación. Para obtenerla se requiere de un poder de compra inicial, que se obtiene del banquero, a cambio del pago del interés. Así, la “[…] concesión y aceptación del crédito se transforman, en el desenvolvimiento, en parte esencial del proceso económico” (Ibid.: 193). De la ganancia se deriva el interés, es decir, del hecho de que una suma de dinero presente permitirá obtener una suma mayor en el futuro; en palabras del autor, el “[…] control del poder adquisitivo presente significa para el prestamista más poder de compra futuro” (Ibid.: 192).
Schumpeter considera que “[…] durante algún tiempo, es decir, hasta que otras empresas copien su método existe una ganancia” (Schumpeter, 1947: 155), relacionada con el monopolio, que es distinta a la ganancia derivada de la reducción del costo. Cuando se trata de un nuevo producto, es decir, cuando el empresario no tiene competidores, el precio de ese producto “[…] se determina totalmente, o dentro de ciertos límites, según los principios del precio de monopolio” (Schumpeter, 1911: 157). En este caso, la ganancia del empresario innovador se confunde con la ganancia del monopolista, pero aclara:
La puesta en práctica de la organización monopolística es un acto de empresario, y su “producto” se expresa en la ganancia. Una vez que esté funcionando sin fricción, la empresa continúa obteniendo un nuevo excedente que, sin embargo, debe imputarse ahora a las fuerzas naturales y sociales sobre las cuales descansa el monopolio (Ibid.: 157-158).
El autor señala que la característica más importante de las ganancias de la innovación y del monopolio es que son “[…] esencialmente temporales” (Schumpeter, 1947: 155); en el sentido en que tenderán a desaparecer como consecuencia del proceso de competencia y de adaptación tecnológica. En efecto, el desenvolvimiento conlleva el surgimiento de la competencia. Ante el aliciente de obtener una ganancia como la del empresario innovador, surgen nuevos negocios. Esto conllevará la reorganización completa de la industria, con sus respectivos aumentos en la producción, aparición de competencia, la desaparición de los negocios que por alguna razón no logran implementar la innovación, el despido de obreros, etcétera. En el largo plazo, al concluir la fase del desenvolvimiento, la economía arribará a un nuevo estado de flujo circular o equilibrio macroeconómico.
La ganancia esperada por el empresario innovador precede al crédito bancario y al interés. La ganancia esperada lleva al empresario a pedir el préstamo bancario, obligándose a pagar el interés. Como ya se dijo, si la empresa es exitosa, la ganancia cubrirá el interés bancario y la ganancia del empresario. Esa ganancia es el aliciente que mueve a otras empresas para innovar. En ese sentido, la innovación y el progreso técnico se convierten en los determinantes de una nueva forma de producción y de organización de la actividad económica.
Examinemos la naturaleza de la ganancia. Ricardo la veía como el resultado de la actividad natural de los empresarios que tiene como límite el aumento de salarios por la producción creciente de alimentos en tierras marginales que modificarán los precios y la repartición a favor de la renta de la tierra. Marx localiza la ganancia en la explotación del trabajo y postula la tendencia a la reducción de la tasa de ganancia a la interacción de la competencia y el avance de las fuerzas productivas, más que en el uso de las tierras marginales. El modelo neoclásico de Solow se basa en una función de producción agregada en la cual, si los rendimientos son constantes a escala, la ganancia de la empresa representativa es cero. Para Schumpeter el proceso comienza cuando alguien vislumbra la posibilidad de crear un nuevo bien que satisfaga más adecuadamente una necesidad existente y previamente satisfecha, o cuando la producción se puede llevar a cabo a un menor costo por unidad de producto -por ejemplo: derivado de la aplicación de maquinaria- en comparación al que tienen sus competidores (Schumpeter, 1911). Para poner en marcha la innovación solicita un crédito al banco. Al convertirse en deudor el viejo productor se convierte en empresario.
La ganancia de Schumpeter resulta de la obtención de los precios más elevados recibidos por la mercancía renovada (que se diferencia de las demás por alguna característica adicional) o por un costo menor de producción, por ejemplo, por una maquinaria más moderna o por nuevos insumos utilizados (por ejemplo, la energía). El excedente realizado “[…] es una ganancia neta ipso facto” (Ibid.: 138); pues la innovación le permite obtener un precio mayor por la nueva mercancía o un costo menor en comparación con el procedimiento anterior. El empresario obtendrá las ganancias extraordinarias hasta que otras empresas copien su método. En este caso, como se dijo líneas arriba, la ganancia del empresario innovador se confunde con la ganancia del monopolista.
El desequilibrio monetario está asociado al proceso de desenvolvimiento. Schumpeter comienza su análisis con una economía en la que prevalece el flujo circular. En esas condiciones aparece la oportunidad para implementar una nueva técnica de producción, consistente, ya sea en una nueva combinación para producir el mismo bien (por ejemplo, la aplicación de un telar mecánico en vez de un telar manual) o para producir un nuevo bien de consumo que satisfaga más adecuadamente una necesidad existente. Aparece la primera condición del desequilibrio: una ganancia positiva.4 Para obtenerla el empresario requiere de nuevo capital, que puede obtener bajo la forma de un crédito bancario.
Con los recursos obtenidos, el empresario compra los medios de producción necesarios para poner en marcha su innovación. Por eso el autor sostiene que los bancos contribuyen al “[…] enriquecimiento del aparato productivo de la economía… La esencia del crédito moderno radica en la creación de dicho dinero. Es el método capitalista específico de efectuar el progreso económico” (Ibid.: 205, 206). Por ello el autor sostiene que los bancos ejercen un fuerte control en la vida económica, el “[…] proceso del mercado de dinero muestra que los bancos regulan tanto la especulación del mercado de valores y el pulso de la vida industrial y comercial, ahora restringiéndolos, ahora estimulándolos” (Ibid.: 206). Así, se constata la relación ya establecida entre el crédito y la innovación, la “[…] «creación de crédito» es considerado como el complemento monetario de la innovación” (Schumpeter, 1939: 109).5
El empresario innovador “[…] ha triunfado… estableciendo un ejemplo y creando un modelo que pueden copiar otros. Pueden seguirlo y lo seguirán; primero empresarios aislados, posteriormente una multitud” (Schumpeter, 1911: 140). En ese sentido, el crecimiento económico está sujeto a un proceso de imitación y adaptación tecnológica. Por ende, el equilibrio estacionario del flujo circular es perturbado, la economía entra en una fase de desequilibrio. El flujo de gasto monetario está en marcha en un sistema de mercados interdependientes. Como respuesta a la demanda de crédito, los banqueros fijan un interés positivo, marcando con ello la apertura del mercado monetario.6
Teniendo el dinero obtenido, el empresario acude al mercado de factores productivos en el cual adquiere los insumos necesarios para poner en marcha su innovación. En el mercado de trabajo el empresario innovador entra en competencia con los otros empresarios para obtener la mano de obra y los insumos necesarios para poner en marcha su innovación. Los precios dejan de ser de equilibrio pues aumentan en las ramas cuyos bienes son demandados por los empresarios, lo mismo que los salarios. Los precios relativos cambian.7
Un aspecto a destacar concerniente al mercado de trabajo. En éste sólo “[…] pueden presentarse fricciones y dificultades” (Ibid.: 249), consecuentemente, el desempleo tiene un “[…] carácter esencialmente temporal” (Ibid.). Como se ha implementado una mecanización del proceso productivo y esto ha provocado necesariamente una disminución de la cantidad de trabajo requerida por unidad de producto, entonces, en el organismo económico la desocupación “[…] tecnológica aparece como un componente de la desocupación cíclica, y debe ser contrastada con ella, como si no tuviera nada que ver con el ciclo. Este elemento… provoca grandes y penosas dificultades que por suerte suelen ser sólo transitorias” (Ibid.: 249-250). Y como tal, es decir, como un fenómeno friccional y transitorio, si la oferta es mayor que la demanda, en consecuencia, los trabajadores libres inducirán un descenso en el salario, tal que, aquellos encontrarán empleo a un salario más bajo.
Schumpeter asevera que la decisión del empresario de recurrir al crédito bancario provoca, por vez primera, la acumulación de capital, la cual se manifiesta por medio de una inversión neta positiva. Sin embargo, el ahorro neto sigue siendo cero, tal y como ocurre en la situación de flujo circular. En efecto, suponer que la “[…] financiación de la innovación con fondos que han sido ahorrados… presupone ganancias previas y, de ahí, ondas de evolución previas que, por tanto, no tenemos derecho a colocar en la base… de un modelo” (Schumpeter, 1939: 108). Además, si bien más tarde se puede considerar un ahorro neto positivo, esto será una consecuencia del interés positivo que acaba de aparecer. No obstante, Schumpeter considera este caso como “[…] una corriente accesoria de poder adquisitivo afluyendo al mercado de dinero” (Schumpeter, 1911: 202). Entonces, aunque el ahorro neto puede llegar a ser ligeramente mayor que cero es un hecho que no podrá ser igual a la inversión neta, debido a que el sistema bancario, dada la técnica bancaria, creará los medios de pagos ad hoc para hacer frente a la demanda continua de créditos por los empresarios. Es decir, la inversión relacionada con la innovación se financia con dinero creado por el sistema bancario,8 y no por un ahorro previo depositado en los bancos durante la situación de flujo circular.
Lo anterior lleva consigo que la demanda agregada sea mayor a la oferta agregada, consecuentemente, el mercado de bienes está en desequilibrio. Esto implica que los precios dejan de ser los precios de equilibrio de la corriente circular y tienden a aumentar, debido a que el nuevo poder de compra se agrega al antiguo y por ello suben los precios. Sin embargo, el aumento en los precios no es proporcional, ya que la cantidad de dinero adicional -el dinero que obtiene el empresario innovador- no será invertido entre todos los bienes de manera idéntica sino primera y directamente sobre algunos. El vínculo causal inicia con los medios de producción que se compran con ese capital, en consecuencia, el auge se cristaliza “[…] primeramente con la producción de instalaciones industriales… la expansión surge debido a la “mayor inversión de capital” en nuevos negocios… extendiéndose después el impulso a los mercados de materias primas, de trabajo, de equipo, etcétera.” (Ibid.: 216).
En ese sentido, la expansión “[…] no es nunca general al principio, sino que converge sobre una o algunas ramas de la industria, dejando inalteradas a las demás, y no afectándolas sino subsiguientemente y en forma secundaria” (Ibid.: 232). Conforme a Schumpeter “[…] ninguna inflación puede ser inmediatamente perjudicial a los intereses de los trabajadores, en tanto que el poder de compra nuevamente creado opere, primero sobre los salarios y más tarde sobre los precios de los bienes de consumo” (Ibid.: 247). De este modo, la estructura de precios relativos se encuentra modificada y, consecuentemente, el dinero es no neutral. Por lo tanto, una innovación tecnológica tiene un efecto real y un efecto monetario. El principio cuantitativo con precios relativos constantes no se verifica en el organismo schumpeteriano cuando experimenta el desenvolvimiento, es decir, durante el desequilibrio monetario.
La economía entra en “[…] un proceso de reorganización técnica y comercial, que constituye la significación de los periodos de expansión” (Ibid.: 229), de crecimiento económico. El nacimiento de las ganancias se fundamenta en la alteración de los precios relativos, ya que, aquéllas se definen por la divergencia entre el precio del bien producido, su ingreso y los pagos de los factores, que constituyen sus costos.
Se constata el flujo de gasto monetario durante la expansión de la economía. La aparición e implementación de la innovación explica la inversión creciente de capital como primer síntoma, explica la aparición del nuevo poder de compra y la subsiguiente alza de precios.
Como se ha señalado líneas arriba, el autor aclara que el ahorro, como simple renuncia al consumo futuro, no puede financiar la innovación. Los recursos necesarios para poner en marcha la innovación tampoco provienen de un fondo preexistente del cual fluyan esos recursos (Schumpeter, 1928). Por ello, para Schumpeter, el ahorro resulta ser menos importante de lo que la doctrina neoclásica tradicional da a entender. Coincide con Marx cuando éste se lanza contra los “[…] cuentos infantiles de que el capital físico es creado por el ahorro” (Schumpeter, 1954: 495). Lo esencial no es la acumulación de ingresos no gastados o la simple acumulación de bienes. Las “[…] fortunas de los capitalistas no surgen generalmente del ahorro del ingreso en dólares o de su simple amontonamiento, sino de la creación de fuentes de rendimiento cuyo valor capitalizado forma entonces una fortuna” (Ibid.), es decir, lo que importa es la inversión productiva.
El capital para Schumpeter:
[…] no es sino la palanca por la cual el empresario sujeta a su control los bienes concretos que necesita, no es más que un medio de retirar los factores de producción dedicándolo a nuevos usos, o de dictar una nueva dirección a la producción (Schumpeter, 1911: 123-124).
Además de procurar los bienes que necesita para la innovación, la noción de capital conlleva un elemento tiempo, ya que, el “[…] capital rinde interés porque sirve de puente para salvar el intervalo de tiempo existente entre el esfuerzo productivo y el producto” (Schumpeter, 1954: 311).
Acorde a Schumpeter, Turgot comprendió que la afirmación según la cual el dinero prestado es un dinero ahorrado no era una respuesta suficiente. Su respuesta fue que los fondos prestados constituyen el prerrequisito indispensable para la producción. De ahí la conclusión de Schumpeter de definir al “[…] capital como la suma de medios de pago disponibles en cualquier momento para transferencia a los empresarios” (Schumpeter, 1911: 129) . Se trata de un “[…] capital privado y no capital “social”. Los medios de pago no pueden realizar su papel de capital sino en manos de los particulares” (Ibid.: 130).
De este modo, una de las características fundamentales del capital que financia la innovación es que es independiente de un ahorro previo depositado en los bancos: es creación pura del sistema bancario. Gracias al crédito aumenta el capital involucrado en el proceso productivo. El capital es la condición sine qua non para poner en marcha las innovaciones que permitirán la obtención de una ganancia positiva para las empresas.
Para Schumpeter el interés es esencialmente un fenómeno monetario que tiene su explicación en las ganancias esperadas de la innovación: es “[…] una prima del poder de compra presente sobre el futuro” (Ibid.: 162); el autor austriaco considera que el interés es “[…] el gran fenómeno social que exige una explicación” (Ibid.). En su opinión se trata del interés sobre préstamos productivos.
Las plusvalías son excedentes netos que tienen su origen en el desenvolvimiento. Estos excedentes de valor se dividen en dos categorías: a) plusvalías que se explican por la implementación de la innovación y b) plusvalías surgidas por las repercusiones del desenvolvimiento. A este respecto, el autor enuncia las siguientes seis proposiciones.
1) El “[…] interés surge en esencia de las plusvalías que acabamos de considerar” (Ibid.: 177). 2) Durante “[…] el desenvolvimiento las plusvalías se dividen en dos grupos: la ganancia del empresario, y aquellos valores que representan las «repercusiones del desenvolvimiento»”. Es claro que el interés no puede ir ligado a las últimas” (Ibid.: 178). 3) Es “[…] obvio que no toda la ganancia, ni una parte de ella, puede ser directa e inmediatamente interés, pues es solamente temporal” (Ibid.: 179). 4) En “[…] una sociedad comunista o, en general… [en una] economía no de cambio, no habrá interés como fenómeno independiente de valor” (Ibid.: 180). 5) La relación entre el empresario y sus bienes de producción es esencialmente “[…] diferente en una economía de cambio, que la del órgano central en una comunidad donde no haya intercambio. Esta última tiene sobre ellos una disposición directa, mientras que [en] la primera debe procurárselos por alquiler o compra” (Ibid.). 6) El “[…] interés es un elemento en el precio del poder adquisitivo, considerado como un medio de control sobre los bienes de producción” (Ibid.: 188); es decir, el interés es el precio del dinero que crea el sistema bancario para ser utilizado como capital y que sirve a los empresarios para adquirir lo que necesitan para la innovación.
Según Schumpeter, el interés depende de la ganancia esperada; esta última es “[…] un requisito previo del pago del interés productivo” (Ibid.: 183). El empresario emerge “[…] sin duda [como] la persona más importante de todo el asunto, pero no por ser el receptor original y verdadero del interés, sino por ser el pagador típico del mismo” (Ibid.). El pago del crédito es “la condición necesaria para los pasos ulteriores” (Schumpeter, 1917: 203). La obtención de la ganancia es la condición para la recuperación del crédito y el pago del interés.
A la pregunta ¿cuál es el origen del interés sobre préstamos? Schumpeter responde que es la diferencia entre el valor actual de un poder de compra y el valor de lo que ese poder de compra generará cuando se lleve a cabo la innovación. De esa diferencia proviene la ganancia del empresario y el interés del banco. En la medida en que el crédito permite esa ganancia, el banco está en posición de demandar un interés. La ganancia se expresa por una “[…] comparación de dos sumas de dinero” (Schumpeter, 1911: 186): el valor de la producción que el empresario espera obtener y el crédito más el interés que paga al banquero por el dinero que le presta. Sin el crédito, que constituye el capital que el empresario pone en movimiento para obtener una ganancia, no es posible implementar el proceso innovador. Por eso el límite máximo del interés es la ganancia del empresario. El límite mínimo es el que prevalece en el país, sin que los bancos puedan modificarlo. Schumpeter evoca el debate de inicios del siglo XIX en Londres:
El punto de vista según el cual puede mantenerse el tipo de interés de un país más bajo que el de los demás, por la utilización de la política de descuento y del sistema monetario, y que tal política estimula el desenvolvimiento económico, no es sino un prejuicio precientífico. Es indudable que puede mejorarse la organización del mercado monetario, lo mismo que puede mejorarse el mercado de trabajo, pero eso no cambia ninguno de los procesos fundamentales (Ibid.: 190).
En el mercado monetario competitivo todas las demandas de crédito se presentan y todos los proyectos económicos luchan en él para su realización. Schumpeter explica que es el sistema bancario y no un banco aislado el que crea el dinero que financia la innovación, con los límites mencionados:
Los bancos podrían -bajo nuestros supuestos- conceder conjuntamente créditos adicionales, haciendo buenos los compromisos anteriores por la influencia de dichos créditos sobre los precios. Y esta es la razón de la existencia de restricciones legales y de válvulas de seguridad, que son de hecho, necesarios en la práctica (Ibid.: 123).
De esta manera, la función principal del mercado de capital es el “[…] tráfico en crédito con el propósito de financiar el desenvolvimiento” (Ibid.: 133-134).
¿Qué condiciones se precisan para que surja un premio al poder adquisitivo presente sobre el futuro? Schumpeter explica que del mismo modo como puede cambiarse poder de compra en un lugar contra poder de compra en otro lugar, pagando una prima, puede cambiarse poder de compra presente contra futuro. Por ejemplo, en la situación de flujo circular, en cualquier forma que sean empleados recursos por valor de 100 unidades no pueden obtenerse de su aplicación sino 100 unidades monetarias. Es una característica del equilibrio. En cambio si, en el curso del desenvolvimiento, con 100 unidades monetarias se compran los servicios de tierra y trabajo y se lleva adelante con éstas la producción más lucrativa, es decir, se consigue colocar un producto de mayor valor en el mercado, la “[…] posesión de una cantidad de dinero significa, pues, el medio para obtener otra mayor. Por ese motivo y hasta ese límite, será valorada por mayor cantidad una suma presente que una futura… Y ahí reside la explicación del interés” (Ibid.: 193).
Por eso el autor sostiene que los bancos contribuyen al enriquecimiento de la economía precisamente por su función en el mercado de dinero. La “[…] función principal del mercado de dinero o de capital es, por tanto, el tráfico en crédito con el propósito de financiar el desenvolvimiento. Éste crea y mantiene dicho mercado” (Ibid.: 133-134). En la “[…] esfera económica la innovación es el pilar del interés” (Ibid.: 125). El interés es el pago que reciben los bancos por crear (como componentes del sistema bancario) el crédito que necesitan los empresarios innovadores. El interés, definido como la remuneración del ahorro depositado en los bancos, no tiene lugar en la teoría monetaria de Schumpeter.9
De ese modo, propone que el banco, dada la técnica bancaria, cree los medios de pagos ad hoc para hacer frente a la demanda continua de créditos que proviene de los empresarios. Además del crédito bancario, el autor considera la reinversión de las utilidades. Según él, todas las empresas están obligadas a seguir el camino de la innovación y a destinar a ese propósito buena parte de sus utilidades. En su opinión, Marx percibió la importancia de esta mutación industrial y su efecto en la armadura social como ningún otro economista de su tiempo; precisa que con “[…] un cierto tinte prístino teológico Marx dijo repetidas veces que es tarea histórica o privilegio de la sociedad capitalista crear un aparato productivo adecuado a las exigencias de una forma más elevada de la civilización humana” (Schumpeter, 1954: 495), lo cual no quiere decir, según Schumpeter, que haya entendido su naturaleza y que haya analizado adecuadamente sus mecanismos. En su modelo todo lleva a la acumulación del volumen de capital, sin una teoría del empresario y otros defectos que, no obstante, no matizan la grandeza de su concepción (Schumpeter, 1942: 32; Schumpeter, 1954: 494).
La aparición de un empresario innovador y las ganancias que obtiene inducen la aparición de otros, y “[…] después de ellos todavía otros, en número creciente, por la senda de la innovación, los cuales allanan de forma progresiva el camino a los sucesores, mediante la acumulación de experiencias y la eliminación de obstáculos” (Schumpeter, 1939: 133-134).
En ese sentido, el desenvolvimiento está sujeto a un proceso de imitación y adaptación tecnológica que lo lleva a su fin. Cuando todos los empresarios han adoptado la innovación tecnológica y, por lo tanto, esta última se ha generalizado, la demanda de créditos se detendrá puesto que no hay empresarios innovadores que se distingan de los demás. El crédito desaparece y las ganancias se anulan. También se desvanece su efecto en los precios. Si bien, esto no será en un periodo de tiempo económico, sino de forma progresiva. Para Schumpeter la inflación de crédito asociada a la innovación no puede ser sino temporal. Esta precisión sugiere que para él no hay un proceso inflacionario acumulativo a la Wicksell.
Al concluir la fase del desenvolvimiento la economía arribará a un nuevo equilibrio monetario caracterizado por las condiciones de estabilidad evocadas para el flujo circular. El incentivo para producir más productos no cesará hasta que se arribe a dicha condición. Una vez extinto en su totalidad, el “[…] nuevo negocio se ha convertido en parte integrante de la corriente circular” (Schumpeter, 1911: 140), es decir, cuando la nueva mercancía se integra en la corriente circular su precio se establece en relación normal con los costos. El desenvolvimiento económico se detiene.
Schumpeter pregunta ¿de dónde proceden las sumas necesarias para la compra de los bienes necesarios de producción para la ejecución de las nuevas combinaciones, si no los tiene el individuo interesado? La respuesta convencional es bien sencilla, del crecimiento anual de los ahorros sociales. Pero el autor considera que esos ahorros (que no son sociales sino privados) sólo son explicables por el resultado:
[…] del desenvolvimiento previo. La mayor parte de ellos no procede de la abstinencia…, es decir, de la abstención del consumo de parte de los ingresos regulares de cada sujeto económico, sino que consiste en fondos que son a su vez resultado de innovaciones hechas con éxito y en las cuales reconoceremos más tarde la ganancia del empresario (Ibid.: 82).
En su libro de 1911 considera como fuente de financiamiento el poder de compra creado por los bancos:
Se trata siempre no de transformar el poder de compra que exista ya en posesión de alguno, sino de la creación de la nada, de nuevo poder de compra… Y ésta es la fuente… [de la que tendrán] que financiarse siempre (Ibid.: 83).
Respecto al crédito bancario, no se puede tomar a la letra la afirmación de que el crédito creado por los bancos proviene “de la nada”. En realidad, se trata de la puesta en circulación, a través del crédito, de billetes de banco no respaldados por metálico, lo cual es posible en un sistema bancario que opera con reservas fraccionarias. Gracias a su funcionamiento, el sistema bancario tiene cierta flexibilidad para otorgar créditos. No es, en consecuencia, una creación “de la nada” ni es ilimitada en el sentido en que los bancos deben conservar un cierto volumen de reservas para no incurrir en riesgos de liquidez. “Carece de importancia la forma externa de los instrumentos de crédito. Naturalmente puede observarse el hecho con mayor claridad con el billete de banco no respaldado por metálico” (Ibid.: 117).
El crédito permitirá al empresario “[…] ofrecer más que los productores anteriores, quedándose con los medios de producción necesarios” (Ibid.: 82). En otras palabras, el crédito bancario es el capital con el que opera el empresario. Schumpeter cuestiona la idea según la cual cada decisión de ahorrar coincide con una decisión de invertir, de tal modo que el ahorro se convierte en capital (real) prácticamente sin trabas y como cosa natural. El autor reconoce que una de las aportaciones de los clásicos consistió en que percibieron, aunque exageraron en su postura, el papel del ahorro y la acumulación y que ligaron el ahorro con el progreso en una forma que era, aunque sólo de forma aproximada, correcta (Schumpeter, 1942: 76). El autor se opone a la idea según la cual ahorrar equivale a crear capital; agrega, a “[…] Marx no le habría gustado el cuadro de unos muchachos, buenos y frugales, que ahorran hasta hacerse ricos” (Schumpeter, 1954: 495). O aquella idea según la cual todo hombre sobrio es un benefactor de la sociedad.
El sentido de la causalidad ganancias-interés es fundamental en la teoría de Schumpeter: el interés no es el precio que equilibra la demanda y la oferta de ahorro. El interés es la consecuencia de la ganancia, de la riqueza creada. En efecto, el crédito bancario permite que el empresario disponga de elementos que, invertidos, generarán la ganancia de la que se pagará el interés. El interés será mayor o menor conforme sean más o menos altas las ganancias. Al significar una reducción a las ganancias, el interés es “[…] más bien un freno… al desenvolvimiento; una especie de «impuesto sobre la ganancia del empresario»” (Schumpeter, 1911: 212).
Schumpeter (1954: 306) recuerda que a principios del siglo XVII los empresarios ingleses veían con resentida admiración que el interés prevaleciente en Holanda era menor que en Inglaterra y lo atribuían derivado del floreciente comercio holandés a la baja tasa de interés del Banco de Amsterdam. Pedían en consecuencia que el Banco de Inglaterra bajara sus tasas al nivel de los holandeses para poder competir. Según Schumpeter, la petición de los comerciantes ingleses era absurda: la tasa de interés en Amsterdam era el resultado, no causa de un comercio floreciente. Este último se caracterizaba por ser altamente competitivo, lo que sugiere que las menores ganancias impuestas por la competencia eran la causa de una menor tasa de interés en el mercado monetario.
La acumulación no implica acumular un conjunto de bienes o de edificios y maquinaria, sino de elegir aquellos que pueden ser fuente de ganancias. Tampoco se trata de simplemente obtener ganancias. Lo importante es reinvertirlas, de maximizarlas: “[…] tanto los precios de los activos como las ganancias no se conservan, sino que se maximizan” (Ibid.: 94). La maximización del valor presente neto es igual al valor descontado de las ganancias esperadas. Los empresarios siempre adoptarán el método de producción que en su opinión ofrece el mayor flujo de ingresos por unidad del correspondiente flujo de producción, ambos descontados al presente, comparado con los flujos esperados del método actualmente en uso. La adopción del nuevo método puede implicar el abandono de los activos obsoletos, a menos que contribuyan a reducir los costos unitarios futuros durante la transición en comparación de la introducción del nuevo método.10 Fuera de este supuesto deben ser eliminados.
A nivel de la industria, el empresario líder es quien “conduce” los medios de producción a nuevos caminos y, al mismo tiempo, también “conduce” en el sentido de que lleva a los otros empresarios tras de sí. Por ende, los “[…] mecanismos del cambio económico en la sociedad capitalista giran en torno a la actividad empresarial” (Schumpeter, 1911: 150). En ese sentido el empresario es un importante “[…] factor de desarrollo económico” (Schumpeter, 1947b: 8). La ganancia y su acumulación son “[…] una expresión muy exacta del éxito” (Schumpeter, 1911: 103). En este punto surge la siguiente pregunta: ¿qué ocurre con las ganancias obtenidas por los empresarios? La respuesta es muy clara, se aplican a la puesta en marcha de nuevas innovaciones, al empleo creador:
[…] para el progreso social en su conjunto, el problema fundamental es en todo caso, el empleo creador que se haga de las ganancias de los capitalistas -no importa que [siguiendo a Marx] ellas surjan o no de la explotación y que se inviertan nuevamente para fines de explotación ulterior-. Y, según él, ese problema fundamental, desde el punto de vista del análisis, es sustancialmente el mismo para Marx y para Mill, por diferente que sea la fraseología en que cada uno de ellos lo haya formulado (Schumpeter, 1954: 495).
En ese sentido, la reinversión de las utilidades tiene el mismo destino que el crédito bancario que proviene “de la nada”, queriendo decir con ello, como se ha explicado, que se trata de billetes de banco o depósitos que no tienen contrapartida en las reservas (Schumpeter, 1911: 83).
Schumpeter plantea que el crédito bancario es el capital del empresario. La continuidad del desenvolvimiento requiere que el empresario renueve ininterrumpidamente sus créditos, lo cual significa que en cada periodo el nuevo crédito creado ad hoc sustituya con creces al anterior, al cual se agregan las ganancias reinvertidas. El límite de ese crédito proviene únicamente de las reservas metálicas que el banco debe conservar como respaldo de los billetes puestos en circulación (Ibid.: 120-121).11 El límite de la producción es aquel en el cual, siguiendo a Marshall, el costo marginal iguala al precio marginal (Schumpeter, 1942: 77-78).
Para concluir conviene hacer algunas referencias a Keynes y a Wicksell. Al igual que Keynes, Schumpeter ubica al empresario como agente fundamental de la economía. Dicho agente es el que pone en práctica las innovaciones. Al hacerlo, su objetivo es maximizar las ganancias. Estas últimas se miden, siguiendo a Fisher y a Keynes, a través de la eficacia marginal del capital. Este elemento distingue a esos autores de Wicksell, para quien las ganancias son reales.
Es importante considerar las ganancias de la innovación con las ganancias (pérdidas) inesperadas o extraordinarias de Keynes. Estas últimas surgen cuando hay una diferencia entre los precios anticipados y los precios efectivos, lo cual implica que los ingresos obtenidos por los productores de bienes de consumo, por una demanda efectiva superior (inferior) a la demanda anticipada, son mayores (menores) a sus costos de producción; los ajustes en las cantidades producidas desaparecen esas ganancias (pérdidas) y se regresa al equilibrio. Cabe recordar que las ganancias (pérdidas) del sector de bienes de consumo no se compensan con las pérdidas (ganancias) del sector de bienes de capital, por la naturaleza diversa de esos mercados. Por su parte, las ganancias derivadas de la innovación descritas por Schumpeter tienen un origen distinto: la diferencia entre los ingresos y los costos anticipados, que se suponen también son efectivos.
Un elemento clave de la teoría monetaria del interés de Schumpeter es el elemento tiempo: el capital rinde interés porque sirve de puente para salvar el intervalo de tiempo existente entre el esfuerzo productivo y el producto (Schumpeter, 1954: 311). Adicionalmente, en este modelo lo que entra, es decir, el capital, tiene la misma naturaleza que el resultado: una ganancia monetaria. El capital presente en el modelo de Wicksell es real, lo mismo que las ganancias; es decir, es un excedente o un stock de mercancías.
Por último, para Schumpeter el sentido de la causalidad difiere de las teorías convencionales: la ganancia es el origen del interés; es la ganancia y no el interés la que estimula la inversión. De la ganancia se fija el interés luego de una negociación entre empresarios y banqueros. Por ello, el interés es el termómetro que refleja el estado de la economía. En la teoría de Wicksell los bancos prestan los ahorros de sus depositantes, mientras que, para Schumpeter los bancos crean lo que prestan. Para Wicksell la tasa de interés es el premio que reciben los ahorradores por la posposición del consumo.
En el proceso acumulativo de Wicksell, la mayor cantidad de dinero en la economía afecta el nivel general de precios vía el aumento general de salarios, en contraste con el modelo de Schumpeter, donde lo que está en juego no es una mayor cantidad de dinero, aportado por los bancos, sino de capital, que afecta al conjunto de la economía, empezando por aquellas ramas donde se localizan las primeras innovaciones. Al igual de lo que ocurre en el desequilibrio de Wicksell, el abandono del flujo circular de Schumpeter implica el abandono del nivel de precios existente, pero con efectos en todos los precios relativos. En el modelo de Wicksell todos los precios cambian al mismo ritmo, siguiendo el modelo dicotómico. El fin del desequilibrio se define en su caso por el establecimiento de un nuevo equilibrio de los precios en un nivel distinto al anterior, siguiendo la teoría del rodillo, es decir, se detiene en un punto en donde se mantiene estable, pero no regresa a su punto de partida, a diferencia de lo que ocurriría si se tratara de un péndulo. En el modelo de Schumpeter, el abandono del flujo circular implica una modificación no sólo de los precios sino del sistema productivo en su conjunto, que se aleja indefinidamente del equilibrio perdido.
En el modelo de Wicksell el banco emisor restablece el equilibrio monetario ajustando su tasa de interés al nivel de la tasa natural, que corresponde al pleno empleo y al equilibrio entre el ahorro y la inversión. En la teoría de Schumpeter no existe esa tasa de referencia. Sólo sabemos que el interés tiene como límite superior la tasa de ganancia, que es cada vez menor cuanto mayor es la competencia de capitales. Además, la perturbación que se produce con la innovación no tiene en el horizonte el regreso al equilibrio perdido. Para nuestro autor, una vez que el equilibrio ha sido abandonado la economía se encamina a un nuevo equilibrio que depende de la competencia, que reduce y luego agota la ganancia. Estamos muy lejos de una perturbación pequeña, cercana al equilibrio como la descrita por Wicksell en su proceso acumulativo. Es decir, la economía del desenvolvimiento económico se aleja cada vez más del punto de partida (Schumpeter, 1942: 103).
En efecto, Schumpeter sostiene que la economía capitalista siempre es revolucionada desde dentro por nuevas empresas, por nuevos productos o nuevos métodos de producción o nuevas oportunidades comerciales: todas las estructuras existentes están siempre cambiando. El progreso económico en la sociedad capitalista significa mutación, disturbio (turmoil) (Ibid.: 31-32). En el modelo de Wicksell no está claro el destino del excedente de los empresarios. En el desenvolvimiento económico las ganancias del empresario se reinvierten, sumándose a los nuevos créditos bancarios, para asegurar con nuevas innovaciones la acumulación y el crecimiento. La única condición de la que depende el límite superior del crédito bancario es la necesidad de cuidar las reservas, es decir, la liquidez, para estar en condiciones de pagar los pasivos cuando eso se requiera. El crédito queda, de ese modo, flexible, pero acotado. De esta forma, queda en discusión la tesis de un agente superpoderoso mencionado en la Teoría del desenvolvimiento económico de 1911, según el cual el crédito bancario nace “de la nada”.
1 Según Heertje: “Saving is no longer regarded as a factor leading to economic development in the sense of entrepreneurial innovations” (1987: 266).
2 Messori (1985: 231-232) habla de una coordinación entre los agentes del circuito que permite su reproducción, pero, paradójicamente considera que existe una libre competencia.
3 Si todo el capital es circulante, entonces, se verifican las siguientes dos proposiciones. Primero, el ahorro bruto es positivo e igual al capital circulante mientras que el ahorro neto es igual a cero. Segundo, la inversión bruta es positiva e igual al capital circulante, mientras que la inversión neta es igual a cero. Así pues, en la situación de flujo circular, es el ahorro bruto, igual a la inversión bruta, la que se destina a reponer el desgaste del capital circulante.
4 En este aspecto Schumpeter se aparta de lo considerado por Wicksell (1898, 1906) quien supone un comportamiento unitario de los empresarios.
5 A este respecto coincide con Keynes quien señala que “[…] aunque el estímulo [implementar la innovación] a una inflación del crédito procede de fuera del sistema bancario, es un fenómeno monetario en el sentido de que sólo se produce si se permite que la máquina monetaria responda al estímulo” (Keynes, 1930: 86).
6 En lo concerniente al mercado monetario la visión de Schumpeter difiere de la Wicksell, para aquél “[…] no existe ninguna tasa de interés real… es la tasa monetaria la que representa el fenómeno fundamental... Por tanto, el mercado monetario, con todo lo que sucede en él, adquiere para nosotros un significado mucho más profundo” (Schumpeter, 1944: 128-129).
7 En esta cuestión el esquema de Schumpeter diverge del desequilibrio monetario planteado por Wicksell (1898, 1906), en el sentido en que para este último el proceso acumulativo no afecta a los precios relativos.
8 Wicksell (1898, 1906) vislumbra una situación teórica análoga cuando habla de un sistema de crédito puro, es decir sin límites.
9 En este aspecto coincide con el desequilibrio monetario de Wicksell (1898, 1906), pues la tendencia a la expansión económica originada por la obtención de ganancias por parte de los empresarios sólo es posible si el sistema bancario concede los créditos demandados por aquéllos.